Arquitectos

HARQUITECTES:

David Lorente Ibáñez, Josep Ricart Ulldemolins, Xavier Ros Majó y Roger Tudó Galí

Colaboradores

Claudia Cerrada Isact

Blanca Muñoz de la Espada López

Ana María Sánchez Ruiz

Adelina de la Cruz Morillo

Fotógrafo

Adrià Goula

Situación

C/ Olzinelles 3, Barcelona

Fin de obra

2017

Fabricante de ladrillo

Palau Ceramica

de Alpicat S.A.

Cerámica La Coma S.A.

 

El proyecto parte de tres premisas: entender el valor de la historia de Lleialtat Santsenca (1928), una antigua cooperativa obrera del barrio de Sants; conocer con precisión el estado (físico) del edificio para aprovechar todo lo aprovechable; y ser sensibles con todo el proceso colaborativo que iniciaron las entidades del barrio en 2009 para recuperarlo. Para ello se plantean cuatro objetivos básicos: primero, aprovechar todo lo que sea útil de la edificación original, derribando lo que no sea reutilizable; segundo, trazar una estrategia de intervención definiendo aquellas  acciones imprescindibles, de carácter más conservacionista o más aditivo, que permitan recuperar y aumentar el  potencial de uso de todos los espacios; tercero, establecer un diálogo intenso —y tenso, si es necesario— con el contexto; y cuarto, elaborar una propuesta sostenible, tanto respecto a la preexistencia como a las nuevas intervenciones.

El edificio tiene tres cuerpos estructurales: el principal, con fachada a las calles Olzinelles y Altafulla, que alberga las dos salas principales (antiguo comercio en planta baja y sala de actos en primera); el central, con acceso desde la calle Altafulla; y el interior, sin acceso a la calle, que forma una L con los otros dos. Las carencias de salubridad en todas las piezas, y su mala conexión, llevaron a la decisión de proponer un gran vaciado longitudinal, uniendo los tres cuerpos y todas las salas—existentes y nuevas— mediante un recorrido gradual, desde las piezas más públicas hasta las más privadas. El vaciado consiste en el derribo total de la crujía a raíz de la medianera de la calle Olzinelles, para convertirla en una suerte de calle interior, cuya continuidad, en el segundo cuerpo estructural, se alcanza maximizando el patio de luces existente. Finalmente, detrás del cuerpo estructural, un triple espacio contiguo al vaciado de los dos cuerpos previos culmina la secuencia. La sucesión de vaciados configura un atrio que, mediante la aparición de ‘nuevas’ fachadas contrapuestas a las medianeras originales —con rastros físicos de toda la historia del edificio—, aporta luz y ventilación a todas las salas y se convierte en vertebrador de las circulaciones horizontales y verticales, aportando un nuevo potencial de uso para programas imprevistos.

Los tejados existentes no se pueden aprovechar; sólo se conservan las cerchas de la sala principal, y se construye una nueva cubierta en todo el edificio asociada volumétricamente a los tres cuerpos estructurales: tres cubiertas ligeras a dos aguas, de policarbonato celular al sur y chapa aislada al norte, sobre estructura metálica, permiten la iluminación del atrio y facilitan la ventilación, con las ventanas en la parte más alta para propiciar convecciones naturales.